11 de marzo de 2010

¡Qué suerte la mía!

Hoy ha sido uno de esos días en que mi abuela me ha dado una lección de humildad. Subía yo a hacerles mi visita semanal, dispuesto a enseñarles a mis abuelos, mi nuevo teléfono móvil. Me siento con ellos, y a los 2 minutos, aparece la señora que limpia el portal de mi abuela, y otros 30 ó 40 más en su barrio. Ésta fantástica Ecuatoriana, lleva tres años haciendo a diario su trabajo, desde las 7 de la mañana hasta las 10 de la noche.

El caso es, que mi abuela, que todos los días la saludaba, la semana pasada se enteró de que uno de sus hijos se había puesto enfermo, y ella abandonó el portal a la llamada del nene. Resultó que su jefe se enteró, y esta mañana la echó un buen chorreo en el mismo portal. Mi abuela se enteró, y le ha hecho señas de que subiera y le tocara el timbre.

Después del Flash-Back, aquí fue el momento en el que llegué yo. Las dos han hablado durante 2 o 3 minutos. ¿De qué? Pues mi abuela le había ofrecido dinero para su hijo, y ella se lo negaba, y tras varios minutos, llegaron a un acuerdo. Éste ha sido secreto, aunque me imagino que ninguna habrá perdido mucho.

Solo puedo darle las gracias a mi abuela por seguir dándome lecciones. Y decir que me dio vergüenza enseñarles el móvil.

No hay comentarios: