17 de noviembre de 2011

Un clavo con otro se saca

Ayer vi el esqueleto de mi Clio. El primer coche que tuve. Aquél que me llevaba a Vitoria a diario a hacer nosequé, el que ha pasado mis mejores veranos, viajes, calentones (de motor), fiestas, música y aventuras...
Tuve que dejarlo, no daba para más... dijo que 80.000 km en dos años era imposible.



Supongo que mucha gente no lo entenderá, pero ya sentí algo parecido cuando fui por primera vez a un desguace. Todos aquellos coches rotos, vacíos; cada uno con su historia...

Antes de que se me tache de sentimental, ahora tengo una moto, bautizada como Shakira, a la que estoy dando bastante uso, y no dudo que me dará alegrías a la par que disgustos, aunque procuraré de que sean menores...

No hay comentarios: