Ya vale, ¿no?

Increíble pero cierto. Hemos llegado a tal grado de gilipollez, que si Einstein levantara la cabeza, confirmaría aquella frase: "Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y de lo primero no estoy seguro." 

Resulta que una fan incondicional del gran artista Justino Cerveza, Justin Beber para sus amigos, se quedó sin entrada para ver su concierto en Sudamérica. ¿Y qué se le ha ocurrido a la iluminada? Pues algo tan inteligente como vender su virginidad a cambio del esperado premio. ¿Cómo? Sí, por el Facebook, para que todos los pederastas puedan verlo y dedicarse a la compra-venta-folleteo de entradas de Justino. 

Creo que sobran los comentarios... Otro duro golpe a la inteligencia, va a terminar por acabar en peligro de extinción. ¡Se admiten apuestas sobre el próximo acto!