22 de febrero de 2010

Malas influencias


El otro día escribía sobre las acciones poco educativas o formativas que daban unas queridas amatxus, mientras sus angelitos jugaban a fútbol. Hoy me apetece recapacitar sobre la manada de gente que se encuentra en falta de libertad en ciertos acontecimientos deportivos. No es normal que 17.000 personas silben el himno español en la Final de la Copa del Rey. Esto me ha llevado a reflexionar: ¿De verdad todas esas personas creían en lo que silbaban? ¿Cuántos de ellos lo han hecho casi de forma obligatoria? Por miedo, por quedar bien con los amigos...

Gracias a Dios, he tenido la oportunidad de conocer mucha gente, de muchos lugares y con diferentes puntos de vista. He compartido ratos con gente de ideologías extremas, tanto por uno como por otro lado. Aún así, gracias a ello, he comprendido que únicamente existe una palabra posible: RESPETO.

Sobre todo, hagamos que el Deporte sirva para unir, no para separar. Es cierto que si fuera un acto en el que la mayoría de las personas pensaran que la monarquía sobra, como opino yo también, esto no serviría de nada, pero creo que no es así. Respetemos los símbolos, porque si alguien llega a silbar el aurresku, muchos nos habríamos sentido muy dolidos.

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