9 de febrero de 2010

Mi mayor temor...


Puede que porque el otro día viera el reportaje de Adolfo Suárez, o porque lo estoy sintiendo muy cercano últimamente, pero me he dado cuenta de que tengo un temor mayor que el propio miedo a la muerte.

A medida que he ido creciendo, he ido cambiando los mayores miedos que tenía. Me explico:

Cuando era pequeño, mi mayor miedo era morir. Un poco más mayor, me di cuenta de que lo peor era quedarse sin familia. A medida que llegaba mi adolescencia, me aterraba una vida solitaria, sin amistades verdaderas, sin confidentes seguros... Pero las últimas visitas a una persona muy cercana, me están demostrando que todos estos iedos, pueden superarse, pero mi mayor temor no, perder la memoria.

Hay gente que preferiría padecer falta de memoria que una grave enfermedad. Ésta opinión es muy respetable, pero yo no la comparto. Nunca podría perdonarme quién he sido, lo que me ha rodeado, o mis momentos más felices. Últimamente, cada visita a esta persona tan querida, me hace pensar y entristecerme. Salgo de su casa con una sensación de tristeza y de no haber exprimido el tiempo que he tenido para escuchar sus historias, que durante una hora no puedo pensar en nada más. Por eso creo que llevar un blog es algo que me ayuda a pensar que algo de mí quedará siempre ahí. Por otra parte, los que me conocen, creo que llevan parte de mi en todos ellos, lo que haría que nunca fuera olvidado. Por el contrario, al llevar parte de ellos dentro de mí, también los perdería.

Únicamente quiero dar gracias a Dios, o Alá, o a Buda o a San Mamés, por seguir disfrutando de la compañía de estas cuatro magníficas personas que son mis abuelos.

No recuerdo por donde continuar esta paranoia, de modo que la resumiré en tres palabras: TE QUIERO, ABU.

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